Cada año se cazan aproximadamente 400.000 jabalíes a nivel nacional para controlar enfermedades como la peste porcina africana según el Instituto de investigación de Recursos Cinegéticos. Y tan sólo en Valencia, fueron invertidos 18 millones de euros el año pasado en el campo destinados a esta actividad. Entre los costos anexados podrían mencionarse algunos como el de las municiones, la gasolina y el trámite de la licencia de caza.
A este escenario debe sumarse que la carne obtenida tras la actividad cinegética está destinada al autoconsumo. Desde cualquier perspectiva se plantea una realidad atemorizante, los cazadores son más necesarios que nunca ante la proliferación del jabalí, pero al mismo tiempo, los mismos cazadores están limitados por los altos costos y nula remuneración de dicha actividad.
La caza del jabalí parece más necesaria que nunca, pero ¿es realmente valorada y recompensada como es debido? Este es un planteamiento que debe ser analizado a fondo en la actualidad.
La batalla en contra de la proliferación del jabalí
La proliferación del jabalí en las zonas de playa de Dénia o Xàbia, en la Comunidad Valenciana, ha generado sorpresa y preocupación entre sus habitantes. Es común ver a estos animales cerca de sus chalés o casas, debido a que los mismos buscan comida en los núcleos urbanizados.
Si bien podría verse como un comportamiento controlable por las autoridades, esto cada vez parece más distante por el incremento de la especie. La sobrepoblación de jabalíes hace más que sorprender a los transeúntes, sino que representa un grave peligro para los mismos.
Las autoridades valencianas han reconocido el problema que esto implica, y se ha intentado trabajar en ello desde la Conselleria de Medio Ambiente. El departamento ha admitido que la sobrepoblación de jabalíes es un hecho, y que existen niveles mayores a los deseables de la especie. Provocando así un impacto negativo tanto en las actividades humanas, como en el resto de la fauna y la flora.
La sobrepoblación de jabalíes provoca un gran daño particularmente en el sector de la agricultura. También, provoca accidentes en carreteras como las de Plana Alta y Marina Alta. La incursión del jabalí en otras zonas urbanizadas tampoco pasa por desapercibida por los riesgos que esto implica. Llegando incluso a presentarse ataques por parte de estos animales a los residentes.
El problema de la sobrepoblación del jabalí
La sobrepoblación de cualquier especie genera consecuencias negativas en los ecosistemas involucrados. Con el jabalí esto no es diferente, debido a que el jabalí es una especie territorial y agresiva.
Mientras el número de estos va en aumento en el territorio valenciano, más incontrolable es la especie para los cazadores que han llegado a concebir la caza de una actividad recreativa a una obligación por la seguridad de la comunidad. Un trabajo en otras palabras que no es ni remunerado, ni apreciado.
Los números hablan por sí solos con respecto a este problema de sobrepoblación. Aunque no existe un censo de jabalíes, los números de los jabalíes abatidos sí existen y su incremento ha sido exponencial con el pasar del tiempo de una manera impresionante.
Se estima que tan sólo en los espacios cinegéticos de la Comunidad de Valencia, entre los años 2012 y 2013, se capturaron más de 14.000 ejemplares. Sin embargo, en el presente, después de diez años, se ha reportado que la cifra se ha multiplicado. Tanto así que el último dato registrado indica que 47.067 ejemplares han sido capturados. Esto indica una progresión atemorizante del 235%.
Algunas comarcas tienen una sobrepoblación del jabalí más grande que otras, por ejemplo, están las comarcas de la Costera, el Comtat, la Safor y la Marina Alta. En ellas se ha detectado un número mucho más alto de este animal que en otras.
Soluciones impuestas ante el problema de la sobrepoblación
La Conselleria ha tomado una serie de medidas para controlar a la sobrepoblación, esto al facilitar la caza de la especie y contribuir para que sea más efectiva. Se ha ampliado el periodo hábil para las batidas, así como se ha permitido el uso de cebo e incluso de dogos argentinos para una mayor efectividad.
También desde la Consellería se ha tratado de contribuir a la imagen de los cazadores, ello al aumentar las sanciones contra quienes quieran boicotear a la actividad cinegética. Por igual, delimitar en cuáles municipios es necesario que los esfuerzos de control sean concentrados por la gravedad de la sobrepoblación.
El problema de la sobrepoblación parece que con el pasar de los años no hace más que salirse de control, puesto que más y más municipios son declarados con sobreabundancia de la especie. Lo cual produce que hasta los cazadores tengan inconvenientes con abatir a estos animales que los superan en número.
La perspectiva de los cazadores
A pesar de los intentos de reconocimiento hacia la labor de los cazadores, estos expresan que las exigencias a las que son sometidos los sobrepasan en este contexto. Estos mencionan que las batidas son semana tras semana, en las que son obligados a actuar para así cumplir con el número mínimo de batidas que están siendo ordenadas por la Conselleria.
La frecuencia de las batidas, ha hecho que muchos cazadores piensen en estas más como un trabajo de fin se semana que no es remunerado. Incluso en algunas instancias, no es ni reconocido. Por cada incursión en los cotos, un grupo podrá capturar máximo a 20 ejemplares, que podrían ser insuficientes por el problema de la sobrepoblación.
También debe considerarse que la presión sobre los cazadores no termina allí. Algunos han expresado como podrían hacerlos responsables de los posibles daños generados por los jabalíes si no son capaces de cumplir con los planes impuestos. Los cazadores contribuyen a las abatidas pagando sus propios gastos para esta actividad, incluyendo el pago del transporte y de los contenedores puesto que el autoconsumo tiene un límite, que constantemente es rebasado por la abundancia de estos animales.
Considerando que no hay salida para la carne del jabalí, y que ella está limitada al autoconsumo, son más los inconvenientes que se van sumando a la lista. Como si lo anterior fuese poco, los puntos veterinarios en la Comunidad Valenciana son reducidos. Analizar el estado de la carne para el consumo, es otro gasto extra con el que los cazadores deben lidiar.
Tampoco hay que dejar de mencionar que el monte avanza sin detenerse, y la facilidad con la que el jabalí se adapta a cualquier medio, lo convierte en una gran amenaza.
Además, el jabalí no posee un depredador natural, y puede reproducirse con mucha facilidad. Una hembra entrará en celo entre los 10 y 11 meses de edad, dando a luz una camada que podría ir de 1 a 8 ejemplares. Es decir, la sobrepoblación del jabalí no es un problema que se resolverá dejando a los cazadores actuar en solitario y por su propia cuenta. Es necesario un trabajo en conjunto y reconocimiento, así como la ayuda máxima a su labor para obtener los resultados que son exigidos de estos.