Entrenar a un perro para la caza es una tarea complicada, que necesita de mucha paciencia e iniciarse desde que es un cachorro. Los primeros meses de vida de un perro, son vitales para educarlo y que sea capaz de convertirse en tu compañero perfecto para la actividad cinegética.
Pero son varias las pautas básicas a considerar, para así poder formar a un compañero de caza no sólo eficiente, sino leal bajo cualquier circunstancia.
La selección de la raza de tu cachorro
Es importante comenzar desde el inicio, específicamente desde la decisión más fundamental, seleccionar la raza de perro adecuada según tus exigencias. Un cazador necesita de un perro, para que éste cubra aquellas carencias físicas del humano. Sin embargo, no todos los perros son una buena combinación con el cazador en sí.
Si bien existen muchas razas que sirven como acompañantes de caza, algunas son mejores combinaciones que otras dependiendo de dónde se viva o el tipo de presa a cazar.
Por ejemplo, si se quiere un perro para campos abiertos de gran extensión, del tipo que no se cansa con facilidad y con un excelente olfato, aquellas razas continentales o británicas son la mejor selección.
En cambio, si se desea tener un perro que domine montes o sitios con mucha vegetación, un perro “levantador” será lo más propicio. Es decir, aquellos perros que no tengan miedo de adentrarse o en cardos o en esparteras, también aquellos que sean famosos por ser muy metódicos.
Por el contrario, si se desea un perro que sea menos especializado, y más todoterreno, se podría seleccionar una raza versátil, buena en la caza de aves. Como el pointer, el braco o el setter inglés que son buenas alternativas. O si se es aficionado de la caza del conejo de monte, el podenco, se destaca. Otras opciones populares y versátiles son el fox terrier y el teckel.
¿Cuál cachorro será el mejor para mí?
Como es evidente, después de seleccionar una raza por sus cualidades, tendrás que seleccionar a un cachorro en específico dentro de esa raza. Como cazador tendrás que aprender a evaluar a los cachorros con tu propio juicio.
Uno de los métodos con mejor resultado para esta selección es el “test de Campbell”, este consiste en una selección de pruebas que se le hará al animal para determinar cuál será su comportamiento a futuro. Para hacer el test el cachorro necesita tener alrededor de las siete semanas de vida, tendrá que ser evaluado de forma individual, y en un sitio neutral.
Para otros cazadores, su intuición es la única que les indica quién será el compañero de caza que tendrán que entrenar con esmero durante los siguientes meses.
Los primeros meses de vida de tu cachorro
Un cazador tendrá que compenetrarse con su cachorro desde sus primeros meses de vida. Al hacerlo, podrá aprovechar las ganas de jugar del cachorro e irlo educando desde allí.
Sus primeros acercamientos a la caza
Desde que un perro tiene cuatro o cinco meses puedes usar señuelos o enseñarle a que te lleve algunos objetos. Otra buena idea es que salgas a pasear con este de manera regular, siempre llevando su correa, también llamarle por el nombre que le des.
Estas acciones de forma individual podrán parecer insignificantes, pero a medida que vayan volviéndose parte de su rutina, y se acostumbren a ello, cambiarán su comportamiento. Cuando estas acciones sean parte de su rutina, será momento de iniciar con los ejercicios básicos.
Ejercicios básicos son enseñarle a sentarse o tumbarse según tus órdenes. Este tipo de ejercicios debe hacerse de 10 a 15 minutos por día. En esta fase de entrenamiento general, se puede tardar hasta tres meses. Meses en los que no deberías reñirle.
Sus primeras salidas al campo de caza
Al pasar estos primeros meses, será momento de pasearlos en sus primeras salidas al campo. Si se puede, estas veces deberían ser acompañados de un perro adulto entrenado, uno que le pueda servir de modelo de conductas de caza.
Cuando un perro inexperto en la caza, observa el trabajo de uno con experiencia, puede aprender mejor, porque intentará imitarlo sin percatarse de ello.
Para que el cachorro se sienta motivado a trabajar, necesitarás darle premios por su buena conducta. Un perro tiene que sentirse cómodo siendo tu compañía, de no hacerlo, sería contraproducente. Con cada acción correcta que haga, como correr detrás de las aves, tendrás que recompensarlo, así el cachorro sabrá que está haciendo bien.
Entrenamiento básico para la caza
Los cachorros que ya están entrenados con la obediencia básica, tendrán que avanzar a la fase de iniciación de caza. En esta, son enseñados algunos conceptos básicos. De estos, se explicará más a continuación.
Controlar su instinto de irse de punta a las presas
Para los perros de caza es natural ir de forma desordenada a las piezas gracias a las emanaciones que detectan en el aire. Pero parte del entrenamiento básico, es evitar que el perro al entrar en contacto con estos olores, vaya corriendo en punta hacia estas y con ello termine espantando a las presas antes de poder cazarlas.
Ello se puede enseñar adiestrando al perro con un silbato, una correa que sea extensible de cinco metros, y también una cuerda que tenga los 20 metros. Tendrás que buscar un sitio con poca vegetación en la que no se puedan enredar las cuerdas, ni haya distracciones.
Después tendrás que poner a tu perro a favor del aire con la correa extensible, lo soltarás y cuando quiera ir hacia adelante, le darás un tirón seguido de un pitido. Le indicarás con tu brazo a cuál lado quieres que vaya. Esta acción debe repetirse hasta que éste comprenda que no debe ir hacia adelante, sino hacia los lados, y cada vez que lo haga tendrás que recompensarlo.
Una vez el perro aprenda esto con la correa extensible, es momento de usar la cuerda de los 20 metros. Aunque para esta puede que necesites usar guantes para evitar lastimarte las manos.
Enseñarle a respetar la muestra
Es fundamental también enseñarle a tu perro que debe respetar la presa a pesar de su instinto. Como parte de su instinto, como entrenador sólo podrás controlarlo. Para esto, usa una correa que sea extensible y una jaula lanzadera.
Ponle la correa extensible, ponlo cara al viento y siembra a escondidas dentro de la maleza a una codorniz alicortada. El perro detectará esta y al hacerlo, dale tirones suaves diciendo “quieto” en un equilibrio de autoridad y sin mucha brusquedad. Ser muy bruscos podría desanimar al perro y quitarle lo divertido que tiene para éste el cazar.
Si se tiene una jaula lanzadora, se puede introducir una paloma en esta y poner al perro al aire. Repitiendo con esto, el ejercicio ya mencionado. Cuando el perro se dé cuenta de la paloma, tendrás que darle pequeños tirones ordenándole que se quede quieto. Se le enseñará con esto que no tiene que entrar a la caza, porque si lo hace, accionarás la jaula para que la paloma pueda escapar.
Eliminar su miedo a los disparos
Mientras más tiempo un cazador tarde en quitarle el miedo a los disparos a su perro, más difícil será para el animal. Los perros desde cachorros deben ser paseados por sitios de caza, esos en donde los disparos sean constantes. La caza del conejo es un buen sitio para esto.
Tendrás que analizar cuál es su reacción a este tipo de sonidos, y si realmente es capaz de soportarlos. Una buena señal de que podrá hacer esto, es cuando el perro buscará ir por delante de ti o ir corriendo tras un conejo.
Para quitarle el miedo a esto, tendrás que dejarlo que vaya tras la pieza y en medio de esto, introducir alguna detonación que sea pequeña. Como las detonaciones de globos, nada muy grande. A medida que vayas comprobando su reacción, tendrás que ir aumentando el volumen de estas detonaciones.
Si tu perro sí siente miedo ante los sonidos y se detiene, tú también tendrás que detener las detonaciones, dejarlo fuera del campo por algunos días para que pueda olvidarse de esto. Después vuelve a dejarlo correr tras la presa sin sonidos. Al verlo cómodo, introduce una palmada o explota algún globo, ve aumentando el ruido hasta poder soportar los disparos. Si se asusta, a iniciar de nuevo. La paciencia siempre será la clave en este tipo de entrenamientos.