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Mentiras sobre la caza que debes conocer

  • Categoría de la entrada:Caza / España
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  • Última modificación de la entrada:agosto 16, 2024

La caza genera muchos debates, en su favor o en su contra, pareciera que nadie puede dejar de hablar de ella. Pero la verdad es que los argumentos que la apoyan son numerosos, tan numerosos como las mentiras dichas en su contra.

La incitación del odio hacia la actividad cinegética crece con el pasar del tiempo, sin comprenderse las importantes raíces que tiene la caza en nuestra historia, cultura y presente. Pensar que la caza es una tradición antigua que debe morir, es renegar de una gran realidad que no cambiará: los cazadores siempre han existido, y seguirán existiendo.

Así que, estas son algunas mentiras que se suelen esparcir sobre la caza, para alentar a la desinformación. Todas ellas son dignas de reflexión, porque analizar estas ayudará a comprender honestamente el rol del cazador en la sociedad moderna española.

“La caza es un capricho, no una necesidad”

Se debe empezar analizando que la caza ha sido parte de la humanidad desde hace miles de años. Mucho antes de que el humano descubriera la agricultura, estos cazaban, pescaban y recolectaban para subsistir. La llegada de los primeros cultivos cambió el modo de vida de los humanos, después la caza fue perdiendo su fuerza porque surgió una alternativa más productiva y que requería menos esfuerzo para comer carne, la ganadería.

El tiempo continúo avanzando y el papel de la caza en la sociedad fue avanzando del mismo modo. Puede que todavía ciertos grupos aborígenes esparcidos por el mundo vivan de la caza y la recolección, pero de manera general, la caza ha perdido su función proveedora principal.

Un cazador podrá comer su presa, sin que esto sea una necesidad. Por este motivo, algunos animalistas llaman a la caza como algo innecesario, y un simple capricho de quienes disfrutan de ella. Sin embargo, llamar a la caza un capricho, es inapropiado porque los cazadores ven a la caza como una actividad que merece respeto y ser practicada con el mismo respeto.

La caza puede ser considerada como una disciplina deportiva si se recuerda que requiere de una buena condición física, resistencia, habilidades de puntería, se compite con otros cazadores y existen reglas a seguir. Un cazador exitoso, debe ser disciplinado, aprender todos los días, y respetar a la naturaleza conociéndola. No se está hablando de un capricho, se está hablando de una actividad tradicional de extenso legado y suma organización que muchas veces es criticada injustamente.

 “La caza es una excusa para destruir al mundo rural”

Otra mentira que es muy repetida, es cómo la actividad cinegética es usada como excusa para destruir al mundo rural. Esta es una falsedad que se debilita al analizar cómo funcionan los pueblos españoles cuya economía dependen en buena parte de la caza.

El mundo rural español hasta la actualidad se sustenta de las costumbres de caza, de septiembre a marzo, sus economías se reactivan. Haciéndolo de tal manera que sus infraestructuras son capaces de mantenerse en buen estado por el resto del año.

También se generan ganancias a muchos negocios en pueblos pequeños como a las armerías, o a aquellos negocios que no están relacionados directamente con la actividad como hoteles, bares y transportistas. Todos ellos reciben ganancias por el turismo que genera a su pueblo la actividad cinegética.

Un cazador está obligado a conocer el campo, cómo funciona, y qué le hace bien. Por ellos, muchos caminos se mantienen despejados durante todo el año, para que puedan acceder a lugares recónditos a cazar; o invierten continuamente en la prevención de incendios forestarles, por motivos evidentes. Es decir, al mismo tiempo que el cazador practica la actividad cinegética, deja tras de sí una contribución al mundo rural. La caza es una actividad en donde se trabaja en comunidad por el beneficio de todos los involucrados, sino se habría extinto hace mucho tiempo atrás.

La caza genera miles de millones de euros al año y emplea a miles de personas en la temporada de caza. Además, los cazadores conforman un colectivo más interesado en invertir en la conservación de la naturaleza en España que las mismas administraciones públicas.

“La caza se dedica a limitar los derechos de los demás ciudadanos”

El debate de la caza suele dividirse entre quienes la practican y quienes no la practican, el último grupo asegura que los cazadores limitan sus derechos al apoderarse de espacios públicos para practicar la actividad cinegética. Esto es mentira, porque para cortar una vía pública, se necesita hacer una solicitad que tiene que ser aprobada por la autoridad correspondiente.

También se tiene que considerar que el lecho del río se trata de una zona que es segura, una en la que la caza es prohibida al ser estas zonas de alimentación, reproducción y descanso de diversas aves acuáticas.

Los cazadores no disfrutan, ni quieren limitar los derechos de los demás, tampoco piden un acceso preferencial a los bosques públicos. Incluso, un cazador tendría que pagar por ello. En general, la cacería es una actividad que necesita de inversión. Un coto de caza público es un recurso muy limitado, y el pago de su tasa lo evidencia.

Del mismo modo, un cazador no se dedica durante todos los meses del año a cazar. La caza depende de cientos de factores para determinar su frecuencia. Si se desea practicar la caza mayor, esta requiere menos salidas que la caza menor, o si se desea cazar a un espécimen especifico, las temporadas de caza están reguladas según la región y la especie. Ni hablar de los periodos de veda o de las licencias, o de las preferencias del cazador al ser este un hobby ocasional o más frecuente según su tiempo libre.

En resumen, se podrá ver con más frecuencia en un bosque público a caminantes y ciclistas, que a un cazador.

“Por la caza, muchos perros son abandonados y maltratados”

El abandono y maltrato hacia los perros es un grave problema, aunque uno que tiene toda España. A pesar de los avances en la legislación y campañas de conciencia social, es un daño que persiste. Muchas personas podrán adquirir perros sin ser conscientes de la responsabilidad que implica tenerlos.

Pero acusar de esto sólo a los cazadores, es un desacierto. Los perros de caza suelen nacer y crecer con sus dueños. Las razas enfocadas a la caza, tienen un temperamento particular, el cual obliga a sus dueños a criarlos desde muy pequeños, y educarlos de la misma manera.

Un cazador conoce al perro que tiene, el tiempo invertido en su entrenamiento y los lazos emocionales que desarrolla con éste al verlo crecer; e incluso, lo trata como parte de su familia. Un perro de caza, es más que un perro de caza, es un compañero de hogar, uno que es educado, adiestrado y cuidado desde cachorro para fomentar su lealtad.

Un buen cazador valorará el estado mental y la condición física de su perro, admitirá que gran parte del trabajo físico es realizado por ellos y merecen estar en las mejores condiciones posibles. Tristemente, esto es algo que no todos practican, no obstante, es bueno reiterarlo, este no es un problema exclusivo de los cazadores.

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