Cultura e historia, la caza es una actividad que mezcla ambas y ha sido desde tiempos ancestrales, un recurso importante para la humanidad. Gracias a la caza la gestión de los recursos naturales en la era moderna, es mucho más eficiente y propicio para los tiempos que se viven.
La actividad cinegética sigue siendo necesaria en el presente, a pesar de que su legado quiera ser manchado. Si bien el mundo contemporáneo pareciera querer borrar los aspectos positivos de esta, es importante considerar cómo preservar la herencia de la caza en un futuro.
¿Cómo hacerlo? Promoviendo una cultura de caza sostenible, responsable y comprometida con respetar esos principios que la convierten en lo que es: un arte en sí mismo.
Difundiendo la concienciación sobre la caza
La educación sobre la caza es una de las prioridades si se desea que esta actividad continúe siendo ejercida de una manera eficiente. Gracias a esta y a la concienciación es que las nuevas generaciones podrán disfrutar del legado de la actividad cinegética.
Los conocimientos históricos y las técnicas de caza, necesitan ser instruidos para su preservación. No sólo se trata sobre ser “el mejor cazador” en relación a la cantidad de trofeos recolectados, sino también enseñar sobre el respeto a la naturaleza, la importancia de la conservación, y el manejo ético de las poblaciones silvestres.
Todo esto puede lograrse a través de la impartición de talleres y programas educativos, así como de eventos comunitarios. Los cuales tendrán como objetivo principal impartir una comprensión profunda sobre lo que realmente es formar parte de una comunidad de cazadores.
Mientras más se aprenda sobre la historia de la caza, sobre los motivos para continuar preservándola en los tiempos modernos, y sobre su futuro e impacto en el planeta, más se comprenderá sobre su papel. Uno que sigue siendo vital en el medio ambiente.
La caza es más que una actividad recreativa para muchos cazadores, es una actividad cultural. Una tradición que se ha estado pasando de generación en generación, y que podrá seguir haciéndolo siempre y cuando, se respeten sus principios.
Uniendo a la comunidad cazadora
La comunidad cazadora necesita saber que debe estar bien integrada y ser sumamente sólida para preservar este legado. Así que, no se está exagerando al decir que se requiere de un fuerte compromiso para su preservación.
Entre sus miembros esto es esencial, pero curiosamente la comunidad cazadora debe integrarse y cooperar con otros entes para un trabajo en equipo pacifico. Por ejemplo, con las autoridades gubernamentales o con los conservacionistas, así como con cualquier otro ente relacionado con la temática.
Los proyectos de conservación, así como los de educación ambiental, son perfectos para que ocurran estas integraciones. Que podrían realizarse tanto en clubes de conservación, como en programas de voluntariado u organizaciones de caza.
Puede que a algunos cazadores esto les suene contraproducente, pero la realidad es que, al unir fuerzas, los desafíos pueden ser menores. También al trabajar juntos con objetivos en común, se puede llegar a las metas establecidas.
Promoviendo la sostenibilidad de la actividad cinegética
También es importante para continuar con el legado de la caza, justamente promover prácticas que sean éticas y sostenibles. Ello es posible logrando que los cazadores respeten las regulaciones y leyes establecidas alrededor de la caza como tal. Muchas veces esto incluirá el proteger poblaciones de determinados animales y sus hábitats, porque es lo más propicio en esos momentos.
Para algunas personas que no comprenden el rol de los cazadores en la naturaleza, estos tienen un papel antagónico en ella. Sin embargo, los cazadores juegan un papel crucial en la naturaleza, hasta se les podría llamar como “guardianes de la naturaleza”.
Un cazador es un guardián al encargarse de gestionar y preservar a ciertas especies cinegéticas. También al estar lo suficientemente informado o capacitado para mantener el equilibrio saludable en esos ecosistemas donde participa.
Del mismo modo es imprescindible que los cazadores que tienen esta información, desmitifiquen la imagen errónea que se tiene sobre la caza. Esta imagen en donde son los villanos de una historia mal contada. Se debe hablar del enfoque moderno a la caza responsable, ese donde sea vista por el público en general como una disciplina digna de dejar su legado, y seguir siendo practicada por las generaciones venideras.
Incentivando el respeto a la naturaleza
Un cazador es proactivo por naturaleza. También debe ser rápido, ágil y práctico, no dejar que las emociones lo dominen. No obstante, todo esto no implica que un cazador sea una persona sin respeto o cuidado por la naturaleza, es lo contrario.
Un buen cazador protegerá a la naturaleza y todas aquellas criaturas que formen parte de esta. Un buen cazador no es aquel que se regocija del sufrimiento animal, utilizando métodos de caza inadecuados o fuera de las normas establecidas.
En cambio, un buen cazador conoce sobre los métodos legales y adecuados para la caza. Este tiene como prioridad cazar bajo las normativas legales, respetando a sus otros compañeros de caza, y en la medida posible, a los ejemplares a cazar. También conocen sobre la importancia que tienen al momento de difundir estos principios al resto.
Si todos los cazadores difunden estos valores, y se esfuerzan por ser dejados a las futuras generaciones, la reputación de la comunidad cazadora mejorará. Se mostrará al mundo como lo que es, una actividad honorable, de esas que son merecedoras de ser preservadas.
Aceptando que no es un trabajo en solitario
Por último, el cazador debe aceptar que esta tarea no es una a realizarse en solitario. Fortalecer a la caza como una actividad digna de ser pasada a las futuras generaciones, es un esfuerzo que debe hacerse en comunidad para lograrlo.
En otras palabras, estamos hablando de un compromiso que es compartido, uno que requiere de una colaboración grupal. Cuando los cazadores se enfocan en promover a aquellas prácticas sostenibles, también a promover el respeto y la ética en estas, están contribuyendo en realzar la parte más valiosa de la actividad cinegética.
Están resguardando y fortaleciendo nuestra herencia. Esa que se quiere seguir pasando de generación en generación.