La cuerna del corzo destaca por su belleza natural y su variedad de formas. Este atractivo no sólo se dedica a cautivar a los cazadores ansiosos por la captura de este animal, sino que tiene múltiples funciones en la biología del mismo.
Además, que tengan una fecha de caducidad, en la que será reemplazada para garantizar sus posibilidades como macho competitivo, es simplemente asombroso. Por eso, debemos profundizar más en esta parte de su anatomía, y su funcionamiento.
Aprendiendo más sobre la cuerna
Las cuernas del corzo son exclusivas de los machos, estas son caducas como ocurre con los ciervos, puesto que, con cada año, caen y crecen con rapidez. En enero y febrero, esta caerá para dar paso a un trofeo más grande. Durante su crecimiento, es cubierta por una especie de terciopelo, el cual se irá perdiendo a medida que el mismo corzo se rasque contra paredes y árboles. Hasta 100 días puede tardarse en formarse una nueva cuerna.
Si bien la renovación de cuernas en un estado normal o incluso fracturadas representa un gran costo energético, este es un cambio necesario para su supervivencia, que curiosamente tendrá un precio más alto de acontecer en los meses invernales que en primavera. Pero de nuevo, la biología del corzo es asombrosa y funcional para la especie.
El Capreolus capreolus es un pequeño cérvido que durante la primavera necesita enfocarse en el marcaje y la defensa de un área. Actividades necesarias para la localización e identificación de la hembra en su periodo de celo, también como un modo de advertencia hacia los posibles competidores.
El marcaje diario requiere de mucha energía que será compensada con el alimento abundante durante los meses de primavera. La cuerna entonces no crecerá a un gran tamaño, y sus proporciones serán más acordes a un animal pequeño que está adaptado a los medios arbustivos o boscosos.
La complexión de seis puntas que los machos comparten, es una señal de un buen estado de salud del ejemplar. Esta es la forma más típica de cuerna, aunque existen más anomalías o excepciones que son más frecuentes de lo que se piensa.
Podrían encontrase “botones”, corzos muy jóvenes con cuernos deformes o cortos. Del mismo modo está la “peluca”, que se da cuando la proliferación excesiva del terciopelo bloquea la osificación del tejido. El bloqueo de la visión en este caso, impide que el corzo pueda comer y podría morir. Otro tipo de cuerna a considerar es la del “corzo asesino”, que son aquellas que consisten en dos puntas muy largas sin desviaciones, lo que hiere con más gravedad a sus contrincantes machos.
Funciones de la cuerna de un corzo
Tanto a nivel biológico como evolutivo, la cuerna del corzo resalta por su importancia para este animal. De dicha forma, estas son las funciones principales para la que sirve esta:
Labor defensiva
En primer lugar, está la labor defensiva y de ataque que el corzo ejerce con el uso de su cuerna. Carecer de luchaderas es una desventaja, porque sin su fuerza o empuje, está a la merced de otros corzos. En cada lucha por territorio, los corzos tratarán entre sí de herir al otro. Sus enfrentamientos suelen ser agresivos y no es extraño que alguno salga bastante malherido.
Algunas de las lesiones más comunes en sus enfrentamientos, son las lesiones en la cabeza, en el cuello o en la boca. Así que, cuando existe una buena salud en el ejemplar, la cuerna lo muestra. Se puede reflejar en la cuerna de un animal qué tan bien está de salud en general.
Marcaje del territorio
Como ya se ha mencionado, la cuerna de un corzo funciona para el marcaje. Un corzo seleccionará diferentes especies vegetales a su alrededor para esto. Ya sea por la especie, el tamaño o la disposición, es algo variable.
Su selección puede resultar llamativa, porque escogerá cualquier árbol que llame su atención, sin importar si es un árbol pequeño o uno mediano, hasta puede seleccionar uno que sea muy diferente al resto.
Al ser parte de su rutina diaria, su cuerna se irá tiñendo con el pasar del tiempo con algunos colores de la superficie seleccionada. También esta rutina le sirve al animal para saber cuál es la forma de cuerna, qué es lo que tiene en la cabeza, su forma, su tamaño y cómo lo puede emplear.
Apartando las marcas visuales, pueden ser mencionadas las marcas olfativas. Con las que dejará un mensaje personal que servirá para advertir de su presencia a otros machos o hembras.
Reproducción
Las relaciones entre corzos son determinadas en gran parte por su función olfativa y visual. Considerando ello, el tamaño de la cuerna podría determinar si ganará o perderá en una lucha con otro macho, si lo podrá intimidar, hacer que éste se retire y lograr la atención de la hembra.
Un dato curioso de la cuerna del corzo, es que existe una peculiaridad exclusiva de este animal llamada “perlado” que es el falseo del volumen o grosor de la cuerna en sí. A pesar de ser una especie de ilusión, este recurso termina siendo más práctico que consumir más energía en el desarrollo real de las protuberancias.
Para las hembras, la función visual de la cuerna las hará sentirse atraídas hacia el macho. Un macho puede ser seleccionado por una de ellas por este carácter sexual. Hay que considerar que, al año de vida, el corzo alcanza su madurez sexual, logrando desarrollar una cuerna completa para el segundo año.
Un corzo necesita desarrollar su cuerna lo más rápido posible no sólo para marcar territorio, defender su área e intimidar a otros machos, sino para poder acceder a las hembras de la especie y garantizar su reproducción.
¿Por qué es importante conocer sobre las cuernas para el cazador?
Aprender sobre los hábitos de las especies a cazar es fundamental para que la actividad cinegética sea disfrutable y exitosa. Es importante conocer ciertos parámetros biológicos antes de la caza, para aprender más sobre el comportamiento del corzo en este caso. Mientras más sepa un cazador, más competente y mejor cazador será.
Parte de este conocimiento ayudará a comprender que durante la temporada corcera la extracción de machos adultos debe ser prudente y proporcionada. Estamos hablando de que los mejores trofeos son los mejores corzos de un territorio. Pero son esos buenos ejemplares los que han superado una infinidad de oponentes y riesgos para llegar a donde están, seguir con su tarea de reproducción.
En algunas áreas geográficas los mejores corzos no superan los 3 o 4 años de edad, darles algo más de campo es lo más adecuado algunas veces. La templanza y autolimitación son también características de un buen cazador.
